Charly Gaul. El ciclista que ganó el Giro de 1956 en un día apocalíptico.
A falta de dos etapas, el luxemburgués Charly Gaul, iba en el puesto 23º de la general a 16’05” del líder. Un fuerte tormenta de agua, viento y nieve convirtió el día en apocalíptico y Gaul fue uno de los pocos supervivientes.
8 de junio de 1956. Etapa decimoctavo del Giro de Italia de 1956, Merano – Monte Bondone, 242 km de alta montaña con la llegada final al coloso de 21 km al 7,8% con rampas máximas del 12%.
El italiano Pasquale Fornara iba de líder en la general con 9” de ventaja sobre Cleto Maule que había ganado la etapa del día anterior con el terrible paso del Stelvio.
Federico Martín Bahamontes estaba en todas las quinielas para poder hacerse con la general, aunque el día anterior, dos pinchazos bajando el Stelvio hicieron que llegara el cuarenta y bajara en la general al puesto doce, alejándose del sueño de ganar la prueba rosa. Tenía que recuperar 7’50”.
Pero peor lo tenía Charly Gaul, que también estaba en boca de todos por ser uno de los mejores escaladores junto con Bahamontes. No estaba teniendo una buena actuación en aquel Giro y se encontraba, antes de iniciarse la apocalíptica etapa a 16’05” de Fornara, el líder. Nada podía indicar que el luxemburgués pudiera remontar.
Casi desde el inicio de la etapa, el frío se apoderó de los 89 corredores que comenzaron aquella etapa, de los que finalmente solo llegarían 43. La mayoría de los abandonos fueron el los últimos 40 km de la etapa, bajando Monte Bronco.
Por Monte Bronco, uno de los que pasa en primera posición es Bahamontes junto con Defilippis, que iba 4t en la general. Comenzaron la bajada a una velocidad prudencial y de repente Bahamontes vio como el italiano se cae desplomado al suelo quedando tendido sobre la carretera helada. Esa imagen le impactó tanto a Bahamontes que decidió abandonar y no seguir bajo aquella tormenta de lluvia y nieve. No tenía sentido seguir allí.
En el primer puerto del día, ya había abandonado Miguel Poblet que aquel Giro se había apuntado cuatro victorias. Se ahorró un buen sufrimiento.
Algunos corredores se paraban para tomar vasos de coñac para aliviar momentáneamente el frío. Pero el remedio era peor que la solución y algunos kilómetros después tenían que ser recogidos de las cunetas.
Cuenta Tim Krabbé en su libro, El ciclista, que: “Jan Nolten temblaba tanto que era incapaz de controlar la bicicleta y tuvo que retirarse. Estaba demasiado flaco para una etapa así. Wout Wagtmans bajó de la bicicleta y en mi bar metió los dos pies en un cubo de agua caliente con los calcetines y los zapatos puestos. […] Para Schoenmakers el sufrimiento no se transformó inmediatamente en placer tras cruzar la línea de meta porque se había quedado ciego y gritaba que nunca volvería a ver. El que se detenía a ponerse un pantalón largo se quedaba congelado en el suelo mucho más rato del permitido para acabar la etapa. El que se detenía a mear se quedaba inmediatamente pegado en el suelo con una parábola amarilla. Nadie meaba. El coche escoba tuvo que abandonar”.
Y mientras tanto, unos héroes seguían intentado escalar la cota final: Monte Bondone. Dice Tim Krabbé en su libro que, Charly Gaul supo sufrir más que los demás y que por eso se llevó aquel Giro. Yo creo que todos los que llegaron aquel día supieron sufrir e incluso algunos llegaron más enteros que Charly Gaul que justo pasar la meta comprobaron que tenía una pierna paralizada y síntomas de hipotermia.
Otro de lo que no pudo llegar aquel día fue el líder, Pasquale Fornara. Intentó defender su posición en la general e incluso llegó a comenzar a subir Monte Bondone. Pero a falta de solo cuatro kilómetros para llegar tuvo que abandonar. El frío le había congelado las piernas y no podía pedalear.
La subida se pudo hacer gracias a soldados italianos, que armados con escobas, abrieron camino a los ciclistas e incluso los empujaron. Algunos como Daan de Groot cuenta que: “no tuve que dar ni un solo golpe de pedal. No había nadie que supervisara la carrera. Aquello era un auténtico desastre”.
Cuenta que a Charly Gaul nadie le ayudó, aunque también dicen que gritó y suplicó, pero lo hizo en francés y que los soldados italianos tenían claro que querían ver ganar a un italiano. Al inicio de la subida, Gaul tenía 10’50” sobre Monti; 12’13” sobre Fantini; 13’40” sobre Magni y Colette y 15’32” sobre Baffi. Al final, gana Gaul con 7’44” sobre Fantini; 12’15” sobre Magni; 14’25” sobre Coletto y 17’39” sobre Baffi. Algunos de los 43 supervivientes llegaron a más de hora y media del vencedor.
En la general, después de aquella épica etapa: Gaul; 3’27” Magni; 6’53” Coletto; 7’25” Maule; 7’30” Moser y 8’40” Fantini. El primer español era José Serra que iba 25º a 1h40’, corredor que acabaría siendo el mejor español aquel año y que había sido 3º en La Vuelta a España 1950, ganando dos etapas. Aquel año fue su mejor año y quedó clasificado el 10º en el TOP de los mejores corredores del año que fue dominado por el suizo Ferdinand Kübler, ganador del Tour de Francia; 3º en el Mundial y 4º Giro.
La velocidad media de la etapa, 26,5 Km/h, da cuenta de la dificultad que tuvieron que soportar aquellos corredores.
Ese fue la primera gran victoria de Charly Gaul, aunque el año anterior había ganado dos etapa en el Tour de Francia y había quedado 3º en la general. Después llegaría el Tour de 1958 y Giro de 1959. Hizo seis veces más TOP4 en Giro y Tour. Solo corrió La Vuelta de 1960 y tuvo que abandonar.
Después de aquel día le llamarían “El ángel de la montaña”, pero peor fue el mote que se ganó al año siguiente en el mismo Giro cuando iba líder. El corredor se detuvo a un costado de la vía para hacer sus necesidades fisiológicas. Sus rivales se percataron de que Gaul había parado a orinar en un árbol y aprovecharon el momento para lanzar un ataque demoledor. Esa tarde, en la jornada 18 del Giro del 57, el campeón de la edición pasada perdió el maillot de líder, bajó hasta la cuarta posición y se ganó el apodo de Monsieur Pipi (señor pipi). Por cierto, la etapa la ganó Miquel Poblet que aquel año quedaría 6º en la general.
Todo esta historia me ha hecho recordar el mítico paso del Gavia del Giro de 1988. Pero esa será otra historia que contaremos otro día.
ESCÚCHANOS
En el episodio 4 de nuestro podcast estuvimos hablando de esta historia al recomendar la lectura de El ciclista de Tim Krabbé. Podéis escuchar la conversación a partir de la hora 2:07:20. Y si os gusta, no dudéis en susbribiros al canal para no perderos ninguno de nuestro nuevos capítulos.