Cuando Rudi Altig exprimió a Jacques Anquetil en el Trofeo Baracchi 1962

Los grandes corredores también tienen días negro. Aquel Trofeo Baracchi de 1962, Jacques Anquetil llegó a besar el suelo.

Rudi Altig empujando a Jacques Anquetil en el Trofeo Baracchi 1962

Bergamo, 1 de noviembre de 1962. 

En 1941 se disputó la primera edición del Trofeo Baracchi. Al principio era una prueba en línea, pero a partir de 1949 se convirtió en una prueba contrarreloj por parejas. La prueba era una de las últimas que se celebraban en el calendario internacional. En 1990 se disputó la última edición de la prueba en forma de contrarreloj por parejas. En 1991 se intentó reinventar bajo el nombre de Gran Premio de las Naciones, esta vez era una contrarreloj individual y su ganador fue Tony Rominger, pero fue la última vez que se disputó en Bergamo y el Gran Premio de las Naciones se siguió disputando en Francia hasta 2004.

La prueba tenía cierto prestigio, pues entre sus ganadores estaban Fausto Coppi, Fiorenzo Magni, Eddy Merckx, Felipe Gimondi, Luís Ocaña, Francesco Moser, Giuseppe Saronni, Bernard Hinault, Laurent Fignon, y muchos otros grandes corredores.

Aquel 1962, la pareja formada por Rudi Altig y Jacques Anquetil eran los favoritos para hacerse con el triunfo.

Es de todos conocidos las grandes contrarrelojes que hizo Jacques Anquetil y que le permitieron ganar cinco Tour de Francia, dos Giro de Italia y una Vuelta a España. 66 de sus 128 triunfos fueron contra el crono.

Rudi Altig no tenía tantas victorias contra el crono, en parte normal por enfrentarse muchas veces al francés, pero entre ellas una en el Tour de Francia y otra en la Vuelta a España.

El Trofeo Baracchi de aquel año se disputó sobre 111 km. Eran otros tiempos y se corrían casi siempre grandes distancias.

Aquel día, Rudi Altig se vió con mucha fuerza y el francés con no tanta. El los últimos cuarenta kilómetros de la prueba, el francés, no le pudo dar ni un solo relevo al alemán. Los exprimió hasta el límite de sus fuerzas. Incluso hubo momento en que Anquetil perdía la rueda de Altig y este tenía que esperarlo.

Las fotografías de aquel día pasaron a la historia: Altig girándose gritando a Anquetil, encogido y rojo por el agotamiento; Altig empujando a Anquetil, tirando de él, bramando, atormentándolo con su apoyo. 

Al llegar al estadio, final de la carrera, Anquetil estaba tan exhausto que fue incapaz de tomar una curva y cayó a plomo al suelo. Se abrió una brecha en la cabeza y ya no pudo avanzar un metro más.

Por suerte, el reloj se había parado en la entrada del estadio. Esa vuelta extra era de exhibición para sentir el aplauso del público tras 111 km de lucha.

Habían ganado por tanto solo 9” frente a los italiano Arnaldo Pambianco y Ercole Baldini. El primero había ganado el Giro de 1961; el segundo había ganado el Trofeo Baracchi en cuatro ocasiones, pero también el Giro de Italia de 1958, así como el Campeonato del Mundo de 1958 y fue Campeón Olímpico en 1956 entre otras victorias.

A Jacquel Anquetil le caía un hilo de sangre por la mejilla y se le notaba con miedo en los ojos. Lo cogieron entre dos hombres fortachones mientra Altig preguntaba por él.

Aquel día Anquetil no subió al pódium de honor, ni siquiera lo hizo Altig que recibió un ramo de flores y siguió preocupado por el estado del francés.

Al año siguiente, se volvieron a ver en algunas carreras. En la París-Niza, Anquetil ganó la crono y la general; Altig hizo segundo en las dos.

En los siguientes años se volvieron a ver en 13 cronos, de las que Anquetil ganó en 10 y en la mayoría de estas Altig hizo segundo. Supongo que no hace falta decir que aquel 1 de noviembre de 1962 se juntaron dos monstruos en contrarreloj y no podían fallar a su pacto con las agujas del reloj.

https://twitter.com/davidguenel/status/1426959730686271494?s=19

Fuente: Inspiración tras la lectura de El ciclista de Tim Krabbé