Giro de Italia 1930: Alfredo Binda cobró para no correrlo

Hay historias en el ciclismo de dominadores que no son queridos por la afición e incluso por los organizadores. Esta es una de ellas donde se llegó a pagar al corredor para no correr el Giro de 1930.

Me puse a buscar a Alfredo Binda en los ranking históricos que hay publicados: cuarto puesto en 39x28altimetrias, noveno de Parlamento Ciclista, veinte de Procyclingstats, serían algunos ejemplos.
Lo que está claro es que fue un corredor dominador durante gran parte de su carrera deportiva. Se podría decir que entre 1925 y 1929 fue su rango de dominio más grande, aunque también estuvo entre los corredores importantes entre los años 1930 a 1933, no en vano fue Campeón del Mundo en 1930 y 1932. No está de más apuntar que fue el primer Campeón del Mundo en 1927, sumando así tres Mundiales, caso que solo han conseguido cuatro corredores más en la historia: Eddy Merckx, Rik Van Steenbergen, Óscar Freire y Peter Sagan.

SUS INICIOS COMO CORREDOR

Nació en Cittiglio, cerca de Varese, pero creció en Niza donde su padre se dedicaba a la construcción y él hacía de maestro yesero. En sus ratos libres montaba en bicicleta. 
Comenzó a competir en 1921, a los 19 años, ganando su primera carrera, aunque después fue descalificado. Estaba claro, desde el primer momento, que era un buen escalador y rodador.

Se convirtió en profesional en 1922 y hasta finales de 1924 siempre corrió carreras francesas. Ganó en su primera carrera profesional, una clásica donde se subía al Mont Faron, Mont Faron climb race, carrera que se disputó hasta 1964 y que Binda ganó en dos ocasiones. Federico Martín Bahamontes la ganó en tres ocasiones y Jean Dotto, Luigi Barral y Francis Fricker son los que tienen el récord de victorias con cuatro.

A finales de ese 1924, atraído por las 500 liras de premio que se daban en la subida al Ghisallo, Binda fue en bicicleta desde Niza a Milán para poder correr el Giro de Lombardía. Aquella edición se la llevó Giovanni Brunero, a la postre ganador de tres Giro de Italia o la Milán-Sanremo, pero el joven Alfredo Binda, acabó cuarto en la carrera y se llevó el premio que buscaba. Eso le valió para firmar un contrato con el equipo profesional Legnano.
A partir de ese momento su figura se fue haciendo grande y corrió muy pocas veces fuera de Italia. Por poner algunos ejemplos, corrió diez Giro de Italia y solo un Tour de Francia; entre los Monumentos, solo Milán-Sanremo y Giro de Lombardía. Para los Mundiales, como he indicado, sí que salía de su país, pero esa casi era la exclusiva del año. Estoy convencido que si se hubiera prodigado más fuera de las fronteras italianas su posición en el ranking histórico sería superior.

ALFREDO BINDA DOMINADOR

Como dominador, Alfredo Binda ganó el Giro de Italia de 1925, 1927, 1928 y 1929. Y no empezó bien esa aventura, pues en 1925 le ganó la partida al ídolo de la afición, Costante Girardengo que buscaba su tercer Giro y retirarse ganándolo. 
Alfredo Binda era un recién llegado de Francia, italiano, pero recién llegado, no era conocido por la afición y cuando lo conocieron tampoco quedarían muy satisfecho por su carácter un tanto arrogante. Eso hizo que le costara conectar con los tifosis y más ganándole de inicio a Girardengo.
Costante Girardengo, herido en su orgullo, decidió seguir corriendo. Eso le llevó a ganar dos Milán-Sanremo más para completar seis victorias que fueron el récord hasta la llegada de Eddy Merckx que lo superó con siete. 
La enemistad entre Girardengo y Binda fue más allá de las carreras y el primero se esforzó en buscarle un rival que lo pudiera derrotar.

En el Giro de 1926 no pudo con el antes nombrado Giovanni Brunero, pero quedó segundo y sumó seis triunfos de etapa. 

En el Giro de 1927 ganó doce de las quince etapas que se disputaron, y por si fuera poco, pasó primero en todos los puertos. En las ediciones del 28 y 29 se llevó quince etapas más de las veintiséis disputadas. Sólo Domenico Piemontesi, también querido por los aficionados, pudo llevarse algunas etapas esos años, siete, y llegó a quedar segundo en la general de 1929. Alfredo Binda controlaba la carrera rosa con mano de hierro. 

Cuentan las crónicas que en el Giro de 1929 fue abucheado en varias ocasiones tras ganar alguna de las etapas, sobre todo cuando le ganaba a Learco Guerra, señalado por Girandengo como su sucesor y con el apoyo del pueblo. Parecía que la afición estaba cansado de él, pero este ni se inmutaba y se le escuchó una de sus célebres frases: «No tengo ningún interés en dar espectáculo. Más bien, mi negocio es simplemente ganar carreras de bicicletas».

EL GIRO DE ITALIA DE 1930

Llegamos al Giro de Italia de 1930 y pasa algo sorprendente: La organizadora de la prueba, La Gazzetta dello Sports, no ve con buenos ojos que Alfredo Binda corra la edición de aquel año. La carrera llevaba unas ediciones sin emoción y si un diario se hace cargo de una carrera es para vender ejemplares. Sin emoción, sin épica, sin duelos, las ventas se resienten. Querían una carrera más igualada, día a día, para que los seguidores tuvieran ganas de leer sobre lo ocurrido.

A eso se le sumó que muchos de los corredores de la época y equipos se estaban planteando no correr. No les salía a cuenta gastar energías para no conseguir el éxito que se veía imposible con Binda en el pelotón. Era mejor ir a otras carreras y tener más posibilidades de ganar.

La organización le iba dando vueltas y en un principio se consideró la posibilidad que Binda corriera con una bicicleta más pesada. Incluso se puso sobre la mesa la idea que saliera más tarde cada etapa, y yo me pregunto: ¿cuánto tiempo? 
Se exponen estas ideas a Binda que las rechaza de plano.

Es entonces cuando el patrón del Giro, Armando Gougnet, le propone cobrar por no correr aquella edición. La cifra: 22500 liras. Era lo que hubiera ganado Binda de llevarse la general y unas cuantas etapas. 
El corredor no se lo pensó y aceptó. Ganaría casi el mismo dinero sin correr y además podría ir a los velódromos, que estaban muy bien pagados y ganar aún más.
Esa última decisión de Binda crea un conflicto. La Gazzeta cree que el efecto Binda en el velódromo también puede restar interés en la carrera. Le dicen que no puede hacerlo y Binda amenaza con correr el Giro. Los organizadores tienen que ceder.

La no participación de Binda en el Giro le abrió la puerta del Tour de Francia, que nunca había corrido, pues para él y su patrocinador, el Giro era lo primero.
Henri Desgrange llevaba años soñando con Binda en el Tour y por ello aprovechó la oportunidad, no sin antes pasar por taquilla. Le dijeron a Binda que mantuviera el pago en secreto para no crear un precedente y así fue.

Binda corrió el Tour. Era el mejor corredor de los que tomaron la salida y lo lógico era su victoria final. Pero en la séptima etapa, con llegada a Hendaya, sufrió una caída que le hizo perder 1:11:37, esfumándose sus posibilidades de victoria en la general. Pero tenía piernas y rabia. Eso le llevó a ganar las dos siguientes etapas de los Pirineos y retirarse en la once. No volvió nunca más al Tour.

La edición del Giro de 1930 tuvo suficiente interés. La lucha estuvo entre Luigi Marchisio, del mismo equipo que Binda, y Luigi Giacobbe. El primero se llevó la victoria por solo 52″. Los aficionados siguieron con interés la carrera, pero los beneficios no fueron los esperados. Por ello, después de aquella edición, el Giro no se planteó pagar a ningún corredor por no correr. Al contrario, quisieron tener a los mejores aunque fuera previsible el resultado final.

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